El olivar jiennense en juego: diferenciarse o desaparecer

El olivar jiennense en juego: diferenciarse o desaparecer

El olivar jiennense en juego

                Ángel Moreno. Villanueva del Arzobispo

El mundo ha cambiado. Y la agricultura también. Mientras en Jaén hemos hecho todo lo posible para mejorar nuestra producción al máximo, en el resto de España y del mundo han hecho lo propio. Y los resultados nos perjudican. Nuestro olivar tradicional no puede competir con los nuevos marcos de plantación que, en términos generales, duplican la cantidad de aceituna que puede producir una hectárea y reducen a menos de la mitad los gastos de recolección. Esta es la triste realidad, hemos conseguido exprimir hasta el límite nuestro olivar, pero aun así no podemos luchar con unos cultivos que, hablando claro, son más rentables.

Las cuentas son dramáticamente sencillas. Producir 1kg de aceite en un olivar tradicional no mecanizable cuesta unos 3,20€, en un olivar tradicional de secano 2,30€ y en un olivar intensivo de regadío unos 1,30€. A muchas personas que no estén familiarizadas con este tema les sorprenderán estos datos porque el precio de venta en origen está en poco más de 2€.

¿Quiere decir que los agricultores pierden dinero? En la mayoría de los casos no, gracias a la subvención que viene desde Europa. Unas ayudas que ya sufrieron recortes y de las que, por desgracia, no podemos esperar más que otra reducción cuando se apruebe la nueva PAC, que se esperaba para 2021 pero puede que se alargue hasta 2023. En resumen, el futuro no es nada halagüeño para la olivicultura.

Sin duda nos hemos equivocado. Un error que sinceramente no depende directamente de nosotros. En Jaén no tenemos el terreno adecuado para intensificar la plantación y no disponemos del factor clave en el olivar, el agua. De tal modo, intentar competir con la producción no parece el camino más viable.

Estas nuevas plantaciones cuentan con unas ventajas a las que nosotros no podemos acogernos. Generalmente, estos cultivos están respaldados por grandes empresas que no escatiman en gastos, no solo en cuanto a técnicas de abonado o gestión del agua, sino que se busca una recolección en la que el fruto es mimado en todo el proceso. Desde la recogida en las grandes cosechadoras hasta la fábrica, donde se gestiona con la tecnología más vanguardista. De tal modo, su producción es completamente de vuelo y la molturación es infinitamente más rápida que la nuestra. Factores claves para obtener un aceite de oliva de grandísima calidad.

Aun así, todavía pensamos que la única manera de diferenciarnos debe ser la extraordinaria calidad de los aceites de oliva jiennenses. Y no nos falta razón. El oro líquido de Jaén es reconocido en todo el mundo y nuestras técnicas de producción son continuamente copiadas y adaptadas en otros países. Pero nuevamente nos equivocamos si pensamos que solamente diferenciándonos en calidad podremos copar el mercado mundial. Los aceites de oliva italiano, portugués o incluso el australiano son excepcionales también. Los recientes países productores van a remolque del español, pero haciendo las cosas igual de bien, por lo que poco a poco la calidad de sus aceites va cogiendo asiento en el mercado mundial.

Llegamos a un punto complicado. No podemos competir de ninguna manera en productividad. Sí en calidad, pero teniendo en cuenta que los demás países están mejorando significativamente su producto, además de que aplican el marketing con bastante criterio, por lo que saben posicionarse en los mercados más eficazmente.

Nosotros jugamos con un asentamiento tradicional y un buen nombre forjado durante años en el extranjero. Pero no podemos vivir de las rentas. Estamos en desventaja y debemos activar la maquinaria para no quedar rezagados en el gran juego de la exportación y más ahora que nuestro principal consumidor, Estados Unidos, nos ha castigado con unos injustos aranceles.

¿Qué hacemos entonces? Simplemente tenemos que diferenciarnos. ¿Y cómo nos diferenciamos? Vendiendo nuestro producto. Y no me refiero al simple hecho de vender el aceite, digo que hay que vender lo que significa nuestro aceite. Hay que vender la historia que hay detrás. Muchas multinacionales se gastan ingentes cantidades de dinero en contratar empresas de marketing para que se inventen una historia alrededor de sus productos. El término anglosajón storytelling da nombre a este arte de relatar la atmósfera que rodea a los productos. Significa dar vida a lo que vendemos y conectar con los clientes de un modo más allá del estrictamente material. Y si alguien puede contar una historia de trabajo, superación, esfuerzo y amor por su tierra es Jaén. Desde hace más de 2.000 años, nuestra provincia expandió la maestría de criar olivos y producir aceite de oliva. Una tradición que conservamos a día de hoy, con una recolección en muchos casos totalmente manual como se hacía antaño. 

Y esta historia no trata solo de recolección. Trata de las miles de familias que dependen solo del olivar, trata de despoblación, de ayudar a la biodiversidad, de evitar la erosión, de respetar el medio ambiente, de crear empleo o de defender nuestra tradición.

De tal modo debemos vender lo que significa el arte de la producción de aceite de oliva. Porque no vale igual en el mercado internacional una figura esculpida y pintada a mano durante días que una figura creada en una impresora 3D en pocas horas y porque no vale igual una alfombra tejida manualmente que una que salga de una máquina. Por tanto, no puede ser igual un aceite de oliva obtenido de forma automatizada, en una plantación inhóspita para los seres vivos que uno que se haya obtenido de unas aceitunas que están recolectadas casi manualmente en un terreno propenso a generar biodiversidad.

Por lo tanto, debemos añadir nuestra historia a nuestro producto. El consumidor necesita ver qué hacemos y cómo lo hacemos. La empresa necesita ver qué demanda el cliente y cómo conectar con él con su historia. Y aunque en algunos sectores más conservadores estas técnicas y estrategias suenan al cuento de la lechera, las grandes multinacionales llevan años utilizando el storytelling como eje central de sus campañas de marketing. Y no parece que les vaya nada mal…

Para acabar, todo apunta a que la nueva PAC irá precisamente condicionada por todas estas cuestiones, principalmente por el medio ambiente y por un tipo de cultivo sostenible, por lo que empezar a mostrar lo que hacemos y cómo lo hacemos puede ser importante para ir adelantándonos a lo que se espera.

Diferenciarnos o desaparecer. Todavía está en nuestras manos.

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